miércoles, 26 de agosto de 2015

A Miriam


11 de junio de 2006






Tu voz, alegre melodía de eternas canciones de Amor,
mas que pronunciar palabras, las acunan cual suspiro embriagador.

Tu mirada, calida y amorosa como el rocío refresca la rosa,
mas que mirar, iluminan todo donde tus ojos se posan.

Tus manos pequeñas y suaves como alas de mariposa,
mas que tocar acarician besando todo aquello que tocan.

Tus labios, ay tus labios,
Solo Dios sabrá lo que para mi son tus labios,
Dulce néctar de ambrosia, que embriagaría al mismísimo dios del vino.

Tu pecho, contenedor de pasiones y aires ardientes de anhelos lujuriosos,
Mas que respirar parece que te fundes en el oxigeno primero.

Por tu voz, tu mirar, por tus manos, labios y pecho,
Siento mi corazón a punto de estallar,
Queriéndoseme salir del pecho.



Manuel Sánchez Diego


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