11
de junio de 2006
Tu
voz, alegre melodía de eternas canciones de Amor,
mas
que pronunciar palabras, las acunan cual suspiro embriagador.
Tu
mirada, calida y amorosa como el rocío refresca la rosa,
mas
que mirar, iluminan todo donde tus ojos se posan.
Tus
manos pequeñas y suaves como alas de mariposa,
mas
que tocar acarician besando todo aquello que tocan.
Tus
labios, ay tus labios,
Solo
Dios sabrá lo que para mi son tus labios,
Dulce
néctar de ambrosia, que embriagaría al mismísimo dios del vino.
Tu
pecho, contenedor de pasiones y aires ardientes de anhelos
lujuriosos,
Mas
que respirar parece que te fundes en el oxigeno primero.
Por
tu voz, tu mirar, por tus manos, labios y pecho,
Siento
mi corazón a punto de estallar,
Queriéndoseme
salir del pecho.
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